No hacían jardinería, y muy rara vez pasaban tiempo en soledad con la naturaleza fuera de su ciudad de 50.000 habitantes.
De hecho, sus conocimientos sobre el mundo que les rodeaba eran tan escasos que no entendían de dónde venían sus alimentos ni quién los producía.
Los estudiantes no sabían que las vacas producen leche o que las papas provienen del suelo.
«La comida viene del centro comercial», Hernández recuerda que sus estudiantes pensaban. «Ellos ven todos los productos allí. . . Los estudiantes están muy lejos de la naturaleza.»
Con Laudato Si’ en mente, Hernández está cambiando eso. A principios de este año, utilizó la encíclica del Papa Francisco sobre el cambio climático y la ecología y su formación como Animadora Laudato Si’ para educar a sus estudiantes y transformar su escuela.
Para ayudar a sus alumnos a apreciar la naturaleza, reforzó el proyecto de la escuela con Cáritas Diocesanas y ayudó a un grupo de estudiantes a cultivar mil metros cuadrados de jardines urbanos.
Los estudiantes plantaron, regaron y cosecharon las verduras, incluyendo cebollas, tomates, lechuga, col y papas. (Los estudiantes ya no se preguntarán sobre el origen de estas últimas).
Su compromiso era tan fuerte que algunos optaron por pasar las mañanas de los sábados cuidando el huerto en vez de quedarse durmiendo.
Esa formación le ayudó a difundir el mensaje de Laudato Si’, de esperanza y acción por la creación, en toda su escuela.
Cada Animador Laudato Si’ termina la formación con un proyecto final. Por su parte, Hernández estableció un Círculo Laudato Si’, pequeños grupos que se reúnen regularmente para profundizar en su relación con Dios como Creador y con toda la creación.
Se conectó con sus compañeros de clase, que también querían mejorar las relaciones de sus alumnos con la creación, y los profesores se reunían dos veces por semana (en línea), uniéndose en solidaridad para la oración y la reflexión.
Más tarde, en sus reuniones del Círculo, pensaron en formas de llevar las enseñanzas de Laudato Si’ a todas las materias que ofrece la escuela.
«Sentimos la necesidad de enseñar a los niños otra forma de vida, de tener respeto por ellos mismos, respeto por los demás y respeto por la naturaleza», dijo.
Por ejemplo, en economía, acordaron conectar la enseñanza de la globalización con la forma en que Laudato Si’ aborda el tema. En las clases de español, los profesores empezarán a enviar deberes y leer textos que tengan relación con los temas y los mensajes vivificantes de Laudato Si’.
Clase por clase y estudiante por estudiante, Hernández está ayudando a transformar el presente y el futuro de su comunidad.
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